Una de las principales causas de no dormir bien es la apnea del sueño. Es un trastorno que afecta a la calidad del sueño, ya que aquellas personas que la sufren hacen una o más pausas en la respiración durante el ciclo del sueño.
Las pausas que experimenta una persona que sufre apnea del sueño pueden durar entre segundos y varios minutos y lo más común es que ocurran al menos 30 veces por hora. La respiración suele volver a la normalidad con un ronquido fuerte o con un sonido parecido al que hace alguien que se está atragantando.
Desafortunadamente, la apnea del sueño es un problema crónico, por lo que es difícil mantener la calidad del sueño. Quien lo sufre, pasa con gran facilidad de un sueño profundo a un sueño liviano, por eso la apnea del sueño se ha convertido en una de las principales causas de no dormir bien.
La apnea del sueño no sólo afecta a la calidad del sueño, sino que también provoca que las personas que lo padecen se sientan cansadas y con sueño durante el día.
Debemos tener en cuenta que cuando sufrimos pausas ocasionales no siempre es a causa de una patología, sino que se considera apnea del sueño cuando las pausas se repiten más de treinta veces durante el período de sueño. Es por esto que es importante obtener un diagnóstico preciso para determinar el tratamiento más adecuado.
Pero, ¿cómo se diagnostica la apnea del sueño?
Dos puntos importantes del diagnóstico son realizar una entrevista con un especialista y realizar una polisomnografía.
La entrevista clínica consiste en preguntar al paciente y/o a quien comparte cama con él por la presencia de pausas en la respiración, ronquidos u otros síntomas de trastornos del sueño.
Sufrir obesidad o hipertensión arterial también nos puede orientar hacia un diagnóstico de la apnea del sueño.
No obstante, el diagnóstico definitivo se determina mediante la polisomnografía. Es un estudio del sueño en el que se hacen evidentes los episodios de pausas respiratorias. La prueba se lleva a cabo mediante electrodos que se sitúan en diferentes partes del cuerpo y se conectan a un equipo que se encarga de vigilar la actividad de los pulmones, el corazón y el cerebro, además de controlar también los patrones respiratorios, los movimientos de las extremidades y la concentración de oxígeno en sangre. Los resultados de este estudio proporcionan suficiente información para detectar apneas, cuántas veces se producen y la repercusión que tienen en los órganos.
Como hemos comentado anteriormente, la apnea del sueño es una de las principales causas de no dormir bien, y es muy importante tratarla adecuadamente porque puede ser causa de graves alteraciones cardiacas.
Así, en el caso de que alguna persona tenga problemas parecidos a los que hemos comentado anteriormente, lo primero que deberá hacer es consultar al médico de cabecera, que le indicará si debe asistir a una Unidad de Sueño -afortunadamente están hoy en día presentes en la mayoría de los hospitales- para obtener un diagnóstico concreto, y poder entonces acceder al tratamiento adecuado.
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