Hoy vamos a enterrar un tópico y a aclarar muchas dudas. No es lo mismo ni afrontamos del mismo modo un día soleado que uno gris o lluvioso. Efectivamente, nuestro estado de ánimo es muy susceptible a los cambios del clima, y en consecuencia también afecta a nuestro sueño.
Si hablamos de cifras, por ejemplo, hasta el 40% de los españoles tienen problemas para dormir bien en verano. En la estación más calurosa del año es más difícil dormir. Aumentan las temperaturas, con lo que hace más calor, hay más horas de luz, cambiamos nuestros hábitos de vida…
Según el Dr. Eduard Estivill, “El calor es uno de los elementos más perturbadores del sueño. Provoca un sueño superficial con más microdespertares. Es muy importante disminuir la temperatura del dormitorio”.
El calor es agradable, pero como todo en la vida, no en exceso. Cuando hace excesivo calor tendemos al mal humor y eso se debe a que el área de control de la temperatura del cerebro está muy cerca del área de las emociones.
De hecho, es complicado que durante todo el año los factores ambientales no afecten a nuestro sueño. Hablamos de la conocida “depresión estacional”, que afecta hasta cinco veces más a las mujeres que a los hombres.
Es una afección que influye en la moral y puede conllevar a la desconcentración, el cansancio, problemas para dormir o falta de apetito. Esto se debe a la falta de luz en las estaciones de otoño e invierno, pero sobre todo a la duración del día, ya que cada vez las noches son más largas y, en consecuencia, los días se hacen más cortos.
Durante los meses con menos sol y más oscuridad el organismo está mucho más relajado y bien condicionado para dormir. Esto se debe a que por la falta de luz se produce más melatonina, como hemos comentado antes.
La melatonina es uno de los ingredientes principales que contiene Aquilea Sueño® para ayudar a nuestro cuerpo a iniciar la fase de nuestro sueño.
Así que ya sabéis. Que el cambio de temperatura afecta a nuestro estado de ánimo y a nuestro sueño… ¡no es un mito!
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