Si tienes el colesterol total (es decir, la suma del bueno y del malo) a menos de 200 mg/dl, puedes felicitarte, ya que al menos la mitad de la población está por encima de este nivel (y la mayoría no lo sabe).
Si estás por encima de 200, conviene que pidas consejo a un profesional y que procures adoptar unos hábitos alimenticios más saludables en los que no falten los omega-3. No es nada difícil y encima te sentirás mejor, porque al eliminar el exceso de grasas, probablemente perderás algún kilo de más…
Si llegas a más de 250, te aconsejamos que acudas a tu médico. A este nivel, ni la dieta ni los buenos propósitos resultan suficientes, y se necesita un tratamiento más potente, que sólo el médico puede prescribir. No hay que alarmarse, pero sí tomar medidas.
Piensa que el colesterol malo se deposita en las paredes de las venas y, aunque no lo notes, es como una bomba de relojería que puede darte un disgusto el día menos pensado.
Por todo ello, si no sabes cómo tienes el colesterol, deberías hacerte cuanto antes un análisis de sangre. ¡Por tu propio bien!
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