Las molestias articulares son un problema muy característico de las sociedades desarrolladas en las que el estilo de vida es un factor determinante. En general los trabajos suelen ser muy sedentarios y los deportes que se practican tienden a realizarse de una forma un tanto extrema. Es decir, pasamos de estar sentados muchas horas a exigirle al cuerpo esfuerzos para los que no siempre se está preparado, o por condición física, o por edad o por exceso de peso. Seguro que todos conocemos a alguien cercano que practica running, esquí, futbol, tenis o que se ha aficionado al triatlón, o a los maratones….
También es una realidad que cada vez más personas se aficionan a hacer deporte a partir de los 40. En ese momento aparecen los primeros avisos de que el tiempo no pasa en balde y aspectos como la flaccidez muscular o el sobrepeso empiezan a preocupar. La intención de querer hacer ejercicio es buena y muchas veces el resultado vale la pena, pero otras veces querer ponerse en forma –especialmente a partir de cierta edad- puede pasar factura en forma de molestias o dolor en las articulaciones.
Para evitar problemas, hay que ser cautelosos y no pasar por alto ninguna de estas recomendaciones:
Antes de iniciarse, es recomendable hacerse un chequeo y asesorarse con un profesional del deporte sobre la manera más adecuada de hacerlo.
Realizar un buen calentamiento antes de cada actividad deportiva y entrenar habitualmente para mantener tonificada la musculatura.
Elegir un calzado adecuado que amortigüe al máximo el impacto sobre el suelo. No solo evitaremos lesiones, sino que optimizaremos el rendimiento deportivo.
Incorporar a la dieta diaria un complemento a base de colágeno, una proteína presente de manera natural en los cartílagos, huesos y piel, esencial para el funcionamiento de las articulaciones y que, con la edad, se va perdiendo de manera natural.