La vitamina B6, también llamada piridoxina, es una vitamina muy frecuente en la alimentación habitual. Así, encontramos vitamina B6 en la carne (pollo, ternera, cerdo…), en el pescado (bacalao, salmón, atún…), en las verduras y hortalizas, en las legumbres, en los frutos secos, etc.
Se trata de una vitamina hidrosoluble, es decir, que con el agua se disuelve. Esto significa que se elimina fácilmente a través del sudor y de la orina, por lo que nuestro organismo no puede almacenarla. En consecuencia, todos los días conviene tomar alguna ración de vitamina B6.
Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), la vitamina B6 favorece el funcionamiento de:
– El metabolismo de proteínas, grasas y carbohidratos, y la consiguiente producción de energía.
– El sistema nervioso (producción de serotonina y otros neurotransmisores).
– El sistema inmune (aumento de las defensas).
– La formación de glóbulos rojos.
La vitamina B6 es muy apreciada por las personas que practican deportes, ya que, al favorecer la producción de energía, mejora el potencial muscular y la capacidad de esfuerzo.
Como curiosidad, ¿sabías que muchos viajeros toman suplementos con vitamina B6 desde 1 semana antes del viaje? De esta forma, el organismo desprende un olor imperceptible para los humanos, pero desagradable para los mosquitos.
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