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¿Por qué tenemos sueño después de comer?

La alimentación y el sueño son dos términos que van prácticamente de la mano. Es importante conocer cómo se relacionan entre ellos, ya que en gran medida influyen en nuestra calidad de vida.

Seguro que muchas veces te han entrado ganas de dormir después de una buena comida. La siesta, mundialmente conocida, tiene una explicación científica. ¿Quieres saber por qué tenemos sueño después de comer?

Años atrás se decía que después de una comida copiosa nuestro cuerpo debía enviar más sangre al estómago para poder hacer la digestión, dejando a los demás órganos con menos cantidad de sangre. Así pues, se relacionaba el menor flujo sanguíneo con la sensación de cansancio y la necesidad de dormir.

No obstante, en junio de 2011, Denis Burdakov y su equipo de investigadores de la Universidad de Manchester, realizaron un estudio que demostró que había otras causas que explicaban el sueño causado tras una comida abundante.

Todo el misterio de por qué tenemos estas ganas de dormir después de comer reside en la glucosa. Cuando comemos, los niveles de glucosa aumentan y esta provoca que disminuyan las orexinas. Las orexinas son unas hormonas que se crean en el hipotálamo y son las encargadas de mantenernos alerta. Según el estudio de Denis Burdakov, una ligera modificación en los niveles de glucosa ya tiene efectos en nuestro cuerpo y provoca que nos entre sueño.

Es importante tener en cuenta que las comidas compuestas por carbohidratos y grasas provocan más sueño que los alimentos que nos aportan proteínas.

Hoy en día, la mayoría de las personas llevamos un ritmo de vida que no nos permite dormir después de comer, más bien al contrario. Necesitamos seguir trabajando y, por lo tanto, mantenernos activos durante todo el día.

Como hemos comentado, alimentación y sueño están muy relacionados entre sí. De la misma manera que si comemos mucho nos entrará sueño, también pasa al contrario. Muchas veces sufriremos insomnio si tenemos hambre. Encontramos la explicación en la evolución: nuestros antepasados debían mantenerse alerta para buscar alimento, para agudizar sus sentidos y encontrar comida, mientras que cuando ya habían comido debían dormir y reposar para aprovechar al máximo la energía que acababan de adquirir.

Debemos tener en cuenta que actualmente el desgaste de energía no es en momentos puntuales, sino que la jornada laboral hace que necesitemos mantenernos alerta durante todo el día.

Así pues, a pesar de tener en cuenta la relación de los niveles de glucosa con la alimentación y el sueño, debemos dar prioridad a un buen descanso y un sueño de calidad para poder afrontar el día con más energía. Descansar durante la noche y rendir durante el día hará que mejore nuestra calidad de vida. 

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