Aunque pueda parecer que nos movemos lo suficiente, según la OMS España es uno de los cuatro países más sedentarios de Europa, por detrás de Grecia, Bulgaria y Portugal.
El sedentarismo en la población española en general es un problema alarmante; según un estudio realizado en 2015 la Universidad de Valencia, solo un 36,5% de las personas entre 10 y 75 años realiza algún tipo de actividad física una o dos veces por semana. Una proporción mínima, teniendo en cuenta que todos deberíamos movernos, y con consecuencias muy negativas, especialmente a medida que pasan los años.
Y es que, aunque muchos lo den por hecho, la edad no tiene por qué ser en sí misma una circunstancia incapacitante. Al cumplir años perdemos agilidad (física y mental), disminuye el tono muscular y las articulaciones se van deteriorando, pero eso no impide que nos podamos mover. Es importante recordar que lo más se atrofia es lo que no se ejercita.
La actividad física en adultos mayores proporciona muchos beneficios, y no es una apreciación subjetiva, sino que está corroborada por cientos de investigaciones.
Por ejemplo, las personas mayores de 50 que hacen ejercicio con regularidad mejoran la fuerza muscular, suelen dormir mejor, tienen menos riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, obesidad y diabetes y, por si fuera poco, duermen mejor.
La actividad deportiva frecuente también mejora la salud ósea –muy importante en mujeres menopáusicas-, y la salud mental. En ese sentido parece demostrado que mejora la autoconfianza y el autocontrol, también reduce el estrés y el riesgo de sufrir deterioro cognitivo, además de ejercer un efecto protector frente a la depresión.
¿Hacen falta más motivos para decidirse? Recordemos que la idea es que hay que dar vida a los años, no sólo años a la vida.
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